Árboles

 Tu cabello nace en la raíz de los árboles antiguos

No  imaginaba cómo algo tan verde pudiera morirse, es más: jamás pensó  la muerte en ninguna fruta o verdura.

Así son las cosas: los árboles también mueren, se van pudriendo, los árboles también tienen huecos en la panza o se ponen tristes.

 Con sus pequeñas manos agarraba un nopal  que pronto cocinaría la abuela. Observó despacio cómo cortaba en pequeños cuadritos ese manantial de saliva diurna ¿no le duele al nopal, abuelita?

 No le duele porque es para comerlo. Le dolería si lo pisáramos o lo cortáramos por puro juego.

 Salió temprano de casa y en el camino veía las formas cambiantes de los árboles. Ya rumbo a la escuela pensaba ¿y si se muere un árbol lo van a enterrar? ¿lo ponen en una tumba? ¿le mandan flores muertas a los árboles muertos? ¿la tierra fértil podría revivirlo?

No se dio cuenta hasta después de observar 189 árboles, que los troncos son su carácter, que los árboles no son iguales entre sí y que esa forma de dejar caer las hojas son sus pensamientos enterrados en alguna parte de sus arcaicas cortezas.

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